sábado, 2 de abril de 2011

Marruecos


 Marruecos, un viaje inolvidable.
Es una experiencia que nunca mas en la vida podras volver a repetir, no por lo menos de esta forma.
Con todos tus compañeros, tus amigos y con gente que en dos dias se han vuelto una de las personas que no olvidarás jamás.






 Ir al desierto para ver amanecer montada en un camello, ir a tomar té y que todos los niños del pueblo  se acerquen a ti como si fueses famoso, todo el mundo siguiendote, queriendo venderte cosas para poder llevar algo de dinero a su casa.
 Te pones a pensar, ir en 4x4 al desierto, no lo hace cualquiera, no con esta edad, ir a un pais que a unos pocos kilometros esta el tuyo, si , pero son totalmente diferentes.
La pobreza, la religion, la vestimenta, 20 kilometros los separan.

Estar en un pais que al lado, justo al lado puede producirse una guerra civil, ¿suena emocionante no?
Empiezas a recordar y te acuerdas de cuando tus padres dudaban en dejarte ir, sobre todo por lo que estaba pasando el Libia, que nos les importa perder dinero porque estes a su lado, que no pase nada, lo darian todo.


Pero cuando llegas al desierto, sientes esa sensacion de libertad, poder correr por las dunas sin que nadie ni nada te lo impida, poder tirarte todo el tiempo del mundo sentado en la duna viendo como pasa el tiempo.
Estar sentado en la duna en la mitad de la noche con una hoguera, ver las estrellas como nunca las habias visto, impresionante.
 Y cuando llegas al mercado y la gente te ofrece hacerte genna en las manos, no sabes como va a quedar, pero no importa, lo que importa es el hecho de que te la has puesto en la mano y has ayudado a las personas.
 La amabilidad de las personas alli es indescriptible, si te pierdes, te ayudan, si quieres regatear, te dejan.
Pero aunque haya gente buena, tambien hay gente rara, siempre se acercan a ti preguntandote si quieres droga, si fumas para venderte un paquete de tabaco..

Las mujeres, sus vestimentas son increibles, solo se le ven los ojos tras ese vestido de cabeza a los pies, negro, que en verano te dan la mayor calor de toda tu vida, no poder ponerte pantalones cortos, camisetas de tirantas, alli es... mortal, con la calor del verano, en el desierto, al sol.. solo los hombres se pueden poner los pantalones cortos y camisetas de manga corta, también por la religión.
 Pero aun asi te poner a pensar ¡Joder! ¡Que estoy en Marruecos!
y ya recapacitas, haces todo lo posible por no molestar a los marroquies, por no hacerles sentir ofendidos, aunque aveces no puedas aguantar mas y les gritas ¡QUE NO! y luego les regalas una suave sonrisa.
 Estar en un oasis, todo verde, todo tranquilo,
solo el escuchar el ruidos de las hojas,
el cantar de los pajaros,
los niños correteando...
Pero nada que ver con el desierto.
 Subir la duna mas grande de todo el Sahara para ver el atardecer, me hizo pensar, que con un poco de ganas y fuerza se puede conseguir todo lo que te propongas,
 Estar subiendo la duna durante mas de 45 minutos y luego bajarla corriendo en apenas 4, y no poder ver el atardecer por que cuando ya as subido es de noche y aparte hay niebla te hace pensar ¿He subido una duna para nada? y luego dices no, para nada no, eres una de las pocas personas de todo el colegio que ha podido subir esa gran masa de arena. Y te sientes afortunado.
 Cuando ívamos de vuelta a sevilla, pasamos de nuevo por el Atlas, estubimos comiendo al lado de los monos, los monos se hacercaban para coger algo de comida, pero la quitabas de en medio. El mono te miraba con los ojos mas abiertos que nunca, te daba miedo, si , pero tienes que pensar, si le doy a uno vienen todos y yo NO quiero eso.

Y cuando llegas, definitivamente a casa, escuchas a la gente pasando por la calle, gritando, los claxons de los coches, la tele puesta con mucho volumen, y no tiene nada que ver con Marruecos.
Te duermes y te despiertas a las 7, como era de costumbre alli y empiezas a buscar a tus compañeras de habitación, se te hace extraño escuchar a tu padre roncar, a tu perro intentado abrir tu puerta y dices, si, estoy en casa.