Puedes negar la palabra, pero no puedes taparte los oídos si hay alguien que aún tiene algo que decirte.
Puedes no dar respuestas, pero no puedes evitar que te lleguen las preguntas, que se queden en el aire, que duela. Puedes no ver a alguien, esquivarlo, cerrar los ojos, romper las fotos, pero, no puedes eliminar del cerebro su imagen, no puedes borrar los recuerdos vividos.
Puedes hacer daño, pero, amigo mío, el daño es un tatuaje que se graba a fuego en la piel del que lo sufre, y se recuerda mucho más que cualquier felicidad entregada.
Puedes hacer tantas cosas y a la vez dejar de hacerlas, pero no puedes hacer que te borre, que te olvide, que no tenga preguntas, que no te vea, que no me duela y que cada día un rato, me sienta más idiota al recordar.
Puede que con el tiempo desaparezcan el amor, la necesidad, o la esperanza, pero el dolor, el daño, la herida, dejará una cicatriz con tu nombre, que no desaparecerá nunca.
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