¿Te puedo pedir una cosa?
+ Sí, dime
-No te acostumbres a mí.
+¿Cómo?
- Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mis sonrisas en esos momentos, ni a mis besos, ni a mi olor. No te acostumbres a cómo te miro o te dejo de mirar, no te acostumbres a mi cara cuando “me enfado”, ni a reírte de las cosas que digo. No te acostumbres… enserio.
+ ¿Y eso a qué viene?
- A nada, Simplemente algún día me iré, nuestros caminos se separarán y echarás de menos esas cosas a las que un día te acostumbraste… Y nuestros castillos de arena caerán, dejarán de existir como si nunca hubieran estado ahí, se convertirán en montones de pequeños granos amontonados en una maleta sino fondo, sin sentido, sin mayor existencia que el recuerdo.
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